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martes, 16 de abril de 2013

Los investigadores en Boston están desorientados




A medida que se ha ido disipando el humo de las explosiones en Boston crece la incertidumbre entre las autoridades de Estados Unidos y los investigadores del FBI, quienes no tienen una pista concreta a seguir sobre quien podría estar detrás de las explosiones que dejaron tres muertos y más de 130 heridos.
Los investigadores han dejado claro que no tienen ningún sospechoso y que ninguna persona ha sido arrestada por el incidente, aunque algunos medios hablaban de la detención de un estudiante extranjero. La escena del crimen en la elegante avenida Boylston está siendo revisada minuciosamente y permanece acordonada, vedada a los peatones y al tráfico.
La policía ha pedido la colaboración del público para recabar pruebas que puedan aportar datos a la búsqueda. Los agentes están interesados en todo material fílmico, fotos y videos, que la gente haya podido sacar del lugar del incidente y en el momento de las explosiones.
Según algunos expertos, este no parece un trabajo de un suicida, pero hasta que no avance la investigación no se descarta tampoco esta posibilidad.
También ha trascendido que los artefactos no contenían C4, un explosivo muy potente, fácil de camuflar, transporta y manipular y por tanto, entre los preferidos de las células terroristas islámicas. Algunos de los heridos tenían incrustados clavos y otros objetos metales en su cuerpo, pero no es seguro aún que provinieran de las bombas, como suele ocurrir para aumentar su potencial mortal, otro de los sellos de identidad de los terroristas tradicionales.
Estos datos hacen que este incidente parezca diferente, pero no descartan del todo que los terroristas hayan mutado hacia otro tipo de explosivos y técnicas capaces de evadir los habituales controles que rodean eventos como el maratón de Boston, en el que las medidas de seguridad no eran pocas precisamente.
La atención de la policía se centró en las primeras horas de ayer en encontrar y revisar un camión de carga de la compañía de renta Penske, al que, previo a las explosiones, le fue denegado el permiso para entrar al perímetro de seguridad ayer antes de la carrera.
Asimismo, un departamento vacío en un suburbio de Boston fue allanado por la policía y el FBI algunas horas después de las detonaciones.
Lo más curioso hasta ahora es que, a diferencia de la prensa, las autoridades se han cuidado mucho de usar el término "terrorismo" o "terror", pese a que evidentemente este acto clasifica dentro de esta categoría.
En su alocución ayer, el presidente Barack Obama no pronunció ni una vez estas dos palabras, lo que contrasta con la actitud posterior al 11/S cuando todos los dedos apuntaron al terrorismo islámico y a Osama Bin Laden. Obama sí prometió que las autoridades irían a por los responsables fuera individuo o grupo y que sentirían todo el peso de ley.
Sin embargo, la investigación sí sigue los conductos para una acción terrorista. Desde el primer momento, el FBI considera que se trata de un ataque de esta magnitud y la búsqueda sigue todos los protocolos establecidos para estas situaciones.
La incertidumbre incluso planea sobre si se trata de algún enemigo doméstico o de algunos de los numerosos enemigos internacionales de Estados Unidos.
En Washington, donde este mañana comenzaron las actividades en el marco de la Conferencia de Primavera del FMI, las medidas de seguridad han sido fuertemente reforzadas.

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